En los años 70, los psicólogos Derek Miller y John Looney estudiaron a adolescentes asesinos. Vieron que, bajo situaciones de estrés, estos jóvenes tenían una gran capacidad para deshumanizar a los demás. Los que tenían mayor riesgo de matar veían a los demás como a objetos amenazantes. Generalmente, esta perspectiva se produjo después de alguien les hubiese deshumanizado a ellos antes (con abusos, insultos).
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